jueves, 27 de marzo de 2008

EL PLAN ESTRATEGICO

El plan estratégico es un proceso de reflexión y comunicación. Además, contribuye a asegurar que los planes y decisiones de las diferentes unidades impulsen a la empresa hacia unos objetivos comunes y consensuados.

El plan estratégico debe contener los siguientes elementos:

§ Una declaración de propósito: es lo que llamamos “la misión” de la empresa
§ Los objetivos a largo plazo
§ Las estrategias para conseguir dichos objetivos


Una de las tareas de la dirección es formular la misión o el propósito básico de la empresa. Esto requiere una reflexión profunda sobre los aspectos fundamentales del negocio. La misión sirve de guía en el proceso de planificación estratégica. En las empresas pequeñas, la misión está condicionada por la forma de pensar y los valores del director general. Pero en las grandes empresas, se realiza mediante un intercambio de ideas entre los miembros de la dirección. Teniendo en cuenta que la misión debe de servir como guía para las decisiones sobre políticas a desarrollar y para proporcionar orientación, la misión debe ser específica, y no una declaración grandiosa.

Una vez que se ha determinado la misión de la empresa, deben establecerse los objetivos a largo plazo. El establecimiento de los objetivos es un proceso interactivo, estrechamente aparejado con la determinación de las estrategias. Una cosa influye en la otra. Unos objetivos eficientes a largo plazo deben ser:

§ Adecuados: deben respaldar la misión y el propósito básico de la empresa
§ Factibles: deben ser viables. No tiene ninguna finalidad útil establecer un objetivo utópico
§ Compatibles: cada objetivo debe ser compatible con los demás
§ Medibles: si no son medibles, difícilmente conoceremos su consecución.
§ Motivadores: los objetivos no deben ser tan fácilmente alcanzables que su consecución sea segura. Pero tampoco deben ser demasiado difíciles de alcanzar.

Normalmente, muchos de los objetivos se expresan económicamente y se relacionan con las ventas, la rentabilidad y la cuota de mercado, pero cabe destacar la fuerza con la que se presentan hoy en día los objetivos de responsabilidad social y moral.
Una vez determinada la misión básica y los objetivos de planificación a largo plazo, el paso siguiente consiste en buscar las estrategias más adecuadas para alcanzar los objetivos. Estrategia significa el modo o los medios con los que la empresa despliega sus recursos, tanto humanos como financieros, para lograr el propósito empresarial. Los problemas más importantes con los que se encuentra una empresa a la hora de definir una estrategia son, por una parte, problemas que hacen referencia al entorno. Hay que pensar que es en el entorno donde la empresa encontrará sus posibilidades, pero también donde encontrará peligros o amenazas. Una buena estrategia debe de buscar una adaptación de la empresa al entorno. Es precisamente el conocimiento del entorno y de sus tendencias el que va a permitir descubrir cuáles son las oportunidades y cuáles son las amenazas que existen. A continuación es preciso hacer un análisis de la propia empresa y de sus recursos. Analizando sus recursos, se detectará cuáles son los puntos fuertes y débiles, puntos fuertes y débiles que no son absolutos sino relativos. Es preciso valorar cada recurso en relación a la situación del mismo en las empresas de la competencia. Una empresa que en todo sea peor que sus competidores no podrá sobrevivir; tan sólo sobrevivirá aquella que tenga una ventaja competitiva.

EL PRESUPUESTO

Hemos empezado un nuevo año, y para la mayoría de las empresas, esto supone un nuevo ejercicio social con unos nuevos objetivos.

Los objetivos a corto plazo normalmente vienen reflejados en el presupuesto, el cual a su vez, sigue los objetivos a largo plazo definidos por la dirección en el plan estratégico.

En definitiva, el presupuesto marca los objetivos a cumplir a corto plazo, los cuales son necesarios para poder conseguir los objetivos estratégicos de la empresa.

Todo objetivo debe ser claro, cuantificable y nunca el producto de la esperanza sino la consecuencia lógica de unos planes cuidadosamente proyectados.

El presupuesto es todo un proceso en una organización, donde podríamos distinguir tres fases: planificación, coordinación y control. Debemos entender el proceso presupuestario como un medio a través del cual se examinan de nuevo periódicamente las directrices fundamentales y se exponen los principios que han de guiar la organización.

La planificación del presupuesto infunde en la organización el hábito del estudio cuidadoso antes de tomar decisiones. Además, cuando los presupuestos se elaboran con la suficiente antelación y con arreglo a un calendario regular, se dispone de la ayuda de los jefes de operativos, jefes de departamentos, etc.

La falta de coordinación de esfuerzos en una empresa puede ser la causa de unos malos resultados. Sólo cuando el esfuerzo de todos los departamentos se coordina adecuadamente, puede conseguirse toda la fuerza de una actuación unida. El sentirse involucrado es fundamental para el éxito de la elaboración del presupuesto, y sobre todo, para la consecución de los objetivos.

La fase de control supone analizar regularmente los resultados de la empresa, comparándolos con dónde deberíamos estar de acuerdo a los objetivos marcados en el presupuesto, y lo más importante, en caso de no haberse alcanzado los objetivos marcados, permitirnos realizar un plan de acción que nos posibilite cumplirlos. Mi recomendación es realizar una comparación mensualmente de la cuenta de pérdidas y ganancias, el balance, las inversiones y el flujo de caja (el flujo de caja o cash flow deberá permitirnos analizar el fondo de maniobra). Esta información debería analizarse mensualmente a través de un comité de dirección, y en aquellos casos donde la empresa cuente con varios accionistas, en el Consejo de Administración.

A la hora de fijar los objetivos, mi recomendación es dirigir el capital y el esfuerzo a los canales más rentables. Antes de gastar dinero, debe hacerse un estudio riguroso de la cantidad que puede gastarse, de dónde puede proceder esa cantidad, de cómo debe gastarse y de los resultados razonables que se pueden esperar.

Es importante fijar unos objetivos que aporten valor a la empresa. Con esto quiero decir que no cualquier objetivo aporta valor a la organización. En muchos casos se incluye el crecimiento como un objetivo, y éste no puede ser un objetivo en sí mismo. El crecimiento, siendo importante, no es un determinante del valor de la empresa. Su importancia reside en que la tasa de crecimiento esconde y representa el verdadero determinante del valor de la empresa, que es la rentabilidad obtenida por las nuevas inversiones necesarias para conseguir ese crecimiento, y la medida en que la rentabilidad obtenida por esas nuevas inversiones supere el coste de oportunidad.
La rentabilidad de las inversiones, y no el crecimiento entendido como un objetivo en sí, es el motor de generación de valor de una empresa.

VIAS DE FINANCIACION PARA EMPRENDEDORES Y PYME (2ª parte)

Business angels

Los business angels son inversores individuales que a título privado aportan su capital así como sus conocimientos y sus contactos a los emprendedores que quieren poner en marcha un proyecto empresarial o a aquellas empresas que se encuentran en la fase de inicio de su actividad, o que lideran un proyecto nuevo. Normalmente les atraen inversiones en sectores que les son conocidos y en zonas geográficas cercanas a su lugar de residencia.

A parte de los recursos financieros que aportan, los business angels aportan sus conocimientos y su experiencia personal y su red de contactos personales y profesionales.

Con su aportación de capital, los business angels se convierten en socios de la compañía, si bien su participación suele ser minoritaria con lo que el equipo promotor mantiene el poder de decisión.


Entidades de capital riesgo

Los fondos de capital riesgo son instrumentos financieros diseñados para estructurar la toma de participaciones por parte de administraciones, entidades financieras o corporaciones industriales en nuevos proyectos empresariales o en empresas que deben afrontar un proceso de crecimiento o reestructuración. Al igual que sucede con los business angels, la participación en el capital suele ser minoritaria, de manera que el poder de decisión permanece en el equipo promotor, y con un horizonte temporal, a veces predeterminado y habitualmente entre cinco y diez años, ya que el objetivo de los fondos es obtener una plusvalía con la venta de las participaciones a medio o largo plazo.

Adicionalmente a la aportación de los recursos financieros de la empresa, los fondos de capital riesgo suelen ofrecer un servicio de asesoramiento y apoyo gerencial que aporta solvencia y credibilidad ante terceros.


Préstamos participativos

El préstamo participativo se regula como una operación de préstamo pero sus singulares características legales y financieras lo convierten en una figura híbrida entre los recursos propios y los recursos ajenos.

El préstamo participativo presenta las siguientes características:
Consideración como fondos propios: tan sólo a efectos de reducción de capital social o liquidación de la sociedad como consecuencia de pérdidas, los préstamos participativos serán considerados patrimonio contable. Este hecho supone una ventaja para el prestatario, ya que en el caso que se produzca una situación empresarial desfavorable, el préstamo participativo retrasará el momento del reconocimiento de la quiebra, y por lo tanto, permitirá remontar las pérdidas al dilatar la vida de la empresa.
Consideración de deuda subordinada: en el orden de créditos, se situarán por detrás de los acreedores comunes. En este caso, tiene la consideración de pasivo exigible.
Tipo de interés: se compone de una parte fija y una variable
Parte fija: es una parte independiente de la actividad empresarial (referenciada a un tipo Euribor más un diferencial).
Parte variable: en función de la evolución de la actividad de la empresa prestataria. Normalmente, el interés variable suele tener un límite máximo con el fin de evitar abusos en los periodos de bonanza.
Interés deducible: la totalidad de los intereses, tanto la parte fija como la variable, son deducible en el Impuesto de Sociedades.
Amortización anticipada: en caso de que se considere realizar una amortización anticipada del préstamo, habrá un incremento de los fondos propios en la misma cuantía que la amortización anticipada. El aumento de los fondos propios será por aportaciones dinerarias, pero en ningún caso para revalorizaciones de activos o ampliaciones de capital con cargo a reservas.

VIAS DE FINANCIACION PARA EMPRENDEDORES Y PYME (1ª parte)

Está claro que para la mayoría de las PYME, el acceso a la financiación es un problema y que hasta puede que sea el factor que impida su crecimiento y que les impida pasar de una pequeña empresa a otra mayor y mucho más rentable.

Las vías de financiación que actualmente están al alcance de aquellas personas que quieren crear su propia empresa y de las PYME que quieren acometer proyectos de expansión se pueden agrupar en tres apartados:
· Financiación en capital: consiste en la aportación a la empresa de recursos a través de la incorporación de nuevos socios.
· Financiación en deuda: disposición temporal de fondos, realizando la devolución de los mismos a un tiempo determinado y a un precio previamente pactado.
· Ayudas y subvenciones: aportaciones de las administraciones (a fondo perdido la mayoría), y con el objeto de apoyar la puesta en marcha de determinados proyectos empresariales.

La primera vía, es decir, la financiación a través de capital, es la primera fuente de financiación de todo proyecto empresarial. Es evidente además, en la constitución de una entidad jurídica, donde por ley se exige un capital social mínimo. Como ventajas de esta vía de financiación, podemos decir que la empresa no tiene que devolver el capital ni tiene que pagar unos intereses financieros por él.

En muchos casos, los emprendedores y las PYME no disponen de capital para financiar sus proyectos. Ante esta situación, los emprendedores han optado por dos soluciones:
La primera de ellas es la financiación bancaria y la segunda es recurrir a familiares o amigos para que inviertan en la empresa convirtiéndose en socios, motivados por su relación personal y de confianza con los emprendedores. La financiación bancaria, en comparación con la aportación en capital supone una ventaja importante: no lleva aparejada la cesión de parte de la propiedad de la empresa ni del poder de decisión sobre la misma. Obviamente, la segunda solución, la financiación a través de familiares y amigos, es poco universal, poco profesionalizada y que puede provocar alguna problemática en el desarrollo de la actividad.

Las ayudas y subvenciones son la vía de financiación más atractiva para los emprendedores que quieren crear una empresa, ya que por su naturaleza no sólo no llevan asociado un coste financiero, sino que no tienen que ser devueltos ni a corto ni a largo plazo.


Desde hace algunos años, en nuestro país han surgido otras herramientas de participación en capital, las cuales están muy extendidas en Estados Unidos y algunos países de Europa. Estas herramientas son:
Business angels: inversores privados interesados en aportar recursos financieros en proyectos empresariales.
Fondos de capital riesgo: instrumentos utilizados por administraciones, entidades financieras y corporaciones industriales para tomar participaciones en proyectos empresariales.
Préstamos participativos: modalidad de préstamos, que por sus características y regulación legal se convierte en una financiación en capitales propios

Es importante saber, que normalmente los business angels y las entidades de capital riesgo, van destinadas sobre todo a proyectos empresariales que tengan previsiones de beneficios relevantes a medio y largo plazo, ya que estos socios renuncian a la recuperación periódica de su capital y al cobro de un interés a cambio de poder obtener una importante plusvalía con la venta de sus participaciones a medio/largo plazo.

En los próximos artículos, explicaremos en qué consisten estas nuevas herramientas de participación en capital.

lunes, 19 de noviembre de 2007

VALORACION DE EMPRESAS (2ª parte)

En este artículo vamos a analizar cómo afecta el crecimiento a la valoración de la empresa, las distintas fases del proceso valorador y la importancia de las previsiones en la valoración.

A la hora de establecer el valor de una empresa, debemos considerar la siguiente premisa: el crecimiento no aporta valor.

El crecimiento no puede ser un objetivo en sí mismo. El crecimiento, siendo importante, no es un determinante del valor de la empresa. Su importancia reside en que la tasa de crecimiento esconde y representa el verdadero determinante del valor de la empresa, que es la rentabilidad obtenida por las nuevas inversiones, y la medida en que la rentabilidad obtenida por esas nuevas inversiones supere el coste de oportunidad.

De hecho, si una empresa crece produciendo una rentabilidad menor que la deseable, es mejor que no crezca.

La rentabilidad de las inversiones, y no el crecimiento, es el motor de generación de valor de una empresa.

Si el crecimiento no es más que el resultado de las nuevas inversiones, entonces el crecimiento no aportará necesariamente valor; sólo aportará valor que las nuevas inversiones generen una rentabilidad superior a la considerada en el momento inicial. En ese caso, el crecimiento si aportará valor a la empresa, y permitirá que éste sea superior al mero valor de los activos. Ello implica que, si la rentabilidad de las nuevas inversiones es superior al coste promedio ponderado del capital, las nuevas inversiones tendrán un valor actual neto positivo, por lo que el crecimiento añadirá valor. Cuanto más crezca la empresa en inversiones rentables, mayor será su valor. Por el contrario, si la rentabilidad de las nuevas inversiones es inferior al coste promedio ponderado del capital, las nuevas inversiones tendrán un valor actual neto negativo, por lo que el crecimiento restará valor. Esto significa que en el caso de que la rentabilidad de las nuevas inversiones sea igual al coste promedio ponderado del capital, el crecimiento es irrelevante a efectos de valoración.


En lo que respecta al proceso valorador, debemos considerar dos fases:

1.- Escenario coyuntural (escenario a corto plazo)

Éste abarca el período para el cual es posible elaborar unas previsiones detalladas de la evolución futura de los fondos generados por la empresa.

Este análisis “previsional” es la base de la valoración.

Para el cálculo de las previsiones se deberán tener en cuenta tanto posibles plusvalías latentes como posibles pasivos contingentes. Además, habrá que considerar también aquellos ingresos y gastos no recurrentes. Es decir, hay que ajustar todas aquellas magnitudes ajenas al beneficio recurrente de la empresa y que dada su naturaleza coyuntural se pueden valorar mejor como stock que como flujo.


2.- Escenario estructural (escenario a largo plazo)

En este escenario, ya que se carece de información diferencial, se aplica una tasa de crecimiento constante.

Llamamos valor residual al valor que se estima vaya a tener la empresa en el momento de finalizar el escenario coyuntural. Puesto que debemos considerar su valor actual, éste será necesario descontarlo al momento actual.


El valor de la empresa por lo tanto será la suma del escenario a corto plazo (valor actual de los fondos generados desde el momento actual hasta un determinado año) más el escenario a largo plazo.

VALORACION DE EMPRESAS (1ª parte)

En artículos de números anteriores de la revista, hemos visto la importancia de la due diligence a la hora de comprar una empresa o un negocio. Ésta, como ya vimos, reviste una especial relevancia pues los datos facilitados por la due diligence son esenciales normalmente, para determinar el valor de la empresa o del negocio.

Tanto si decidimos vender nuestra empresa, como si queremos comprar un negocio, el precio es fundamental tanto para el comprador como para el vendedor. Éste, se establece a través de un método de valoración. Si no se utiliza un método de valoración apropiado, lo más probable es que se venda a un precio inferior al real (lo que supone una pérdida de dinero para el vendedor) o que se compre a un precio superior a su valor real (lo que supone una menor rentabilidad para el comprador y en muchos casos, una mala inversión).

Es importante saber que lo que determina el valor de una empresa son las expectativas de rentabilidad de los activos que ésta tiene en ese momento, así como la rentabilidad de las inversiones futuras, desde el momento actual y hasta el infinito. Por ello, la valoración es independiente del horizonte temporal de la inversión. Es decir, el horizonte temporal (ya sea a cinco o a diez años) no afecta a la valoración, puesto que en el momento de la desinversión, el valor que se recibe equivale al valor en ese momento de las expectativas de la empresa desde entonces y hasta el infinito.

Además, debemos tener en cuenta que el valor de la empresa depende del riesgo asociado a la inversión. Es decir, no puede hablarse de valor si previamente no se ha determinado la tasa exigida, y ésta depende del nivel de riesgo.

Un método de valoración apropiado, se debe basar en flujos de caja (cash flow) y no en magnitudes contables como son los beneficios. El cash flow nos indica los fondos que son generados por los activos de la empresa con independencia de su estructura de capitales. Es decir, el conjunto de recursos originados por las operaciones de la empresa, una vez deducidos los impuestos asociados a su generación, así como las inversiones necesarias para originarlos (en este caso la necesidad de inversión procede tanto del activo inmovilizado como del circulante). En la generación de recursos, el cash flow, a diferencia de los beneficios, no está sujeto a la subjetividad de las políticas contables. Frente a un concepto puramente contable como es el beneficio, el método de valoración se debe basar en un concepto financiero como es el cash flow.

Una valoración que actualice el valor de los cash flows esperados recogerá todos los matices, tanto del balance como de la cuenta de resultados. En particular, recogerá el efecto de las inversiones de la compañía y además considerará el valor temporal del dinero.

Es importante resaltar que el valor de la empresa es aquel que puede permanecer de forma estable mientras no cambie la información correspondiente a las expectativas incorporadas en el mismo, ni las condiciones del mercado.

En el próximo número de la revista, analizaremos cómo el crecimiento puede afectar a la valoración de la empresa, las dos fases del proceso valorador y la importancia de las previsiones a la hora de realizar la valoración.

EL CONSEJO DE ADMINISTRACION (2ª parte)

INFORMACION A ANALIZAR EN EL CONSEJO, QUE ESPERAMOS DE SUS INTEGRANTES ¿Y COMO PONERLO EN PRACTICA?

En la primera parte del artículo, en la publicación anterior, analizamos el por qué del Consejo de Administración. También vimos la función de los Consejeros y algunos Comités que se forman.

En este segundo artículo, veremos qué información hay que analizar en un Consejo de Administración y qué se espera de sus miembros. Además, veremos como implementar un Consejo de Administración en las pequeñas y medianas empresas.

En primer lugar, el Consejo de Administración debe reunirse cuando lo requiera el interés de la Sociedad. Yo recomiendo que cómo mínimo, se reúna cada dos meses. La reunión debe ser convocada por el Presidente, quien además, es responsable del establecimiento del orden del día, así como de la distribución de la información que se vaya a analizar. Mi recomendación es que alguno de los consejeros externos (si hay), participe junto con el Presidente en la planificación de los contenidos.

En lo referente a la información a analizar en el Consejo de Administración, regularmente se debería analizar:
• Información financiera del período, comparada con el presupuesto y con el año anterior
• Análisis de las variaciones, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo
• Plan de acción, para conseguir los objetivos marcados
• Información detallada de las ventas y de los márgenes
• Información detallada de los costes
• Inversiones a realizar, así como su análisis de rentabilidad
• Informe de riesgos

Además de la información regular, una vez al año el Consejo de Administración deberá aprobar y analizar:
• El Presupuesto
• El Plan estratégico
• El Informe de auditoría
• La remuneración de la alta dirección
• El sistema de incentivos a la dirección
• Los planes de sucesión de la empresa para la alta dirección

El Consejo de administración, además deberá formular las cuentas anuales, el informe de gestión y la propuesta de distribución del resultado, que serán aprobados por Junta.

Si analizamos qué se espera de los miembros del Consejo, mi recomendación es en primer lugar no contar únicamente con un grupo de especialistas y contar al menos con un Consejero externo, que aporte su visión independiente y objetiva de la empresa, así como su experiencia. Los Consejeros deben ser personas cualificadas, capaces de aportar valor añadido a la empresa, que sean capaces de tomar decisiones difíciles y que cuando sea necesario, discrepen de la dirección general. Los Consejeros tienen que involucrarse en la estrategia y planificación a largo plazo, especificando los temas en los que la dirección de la empresa se tiene que enfocar. Los Consejeros, en definitiva, deben crear valor para la empresa, velando al mismo tiempo por los valores de la empresa.

Por último quiero resaltar que el Consejo de Administración debería institucionalizarse no sólo en grandes corporaciones, sino también en pequeñas y medianas empresas, con el consiguiente valor añadido que para éstas supondría. Estas empresas pueden integrar un Consejero externo, que aporte su experiencia y visión objetiva de la empresa, enfocándose en el largo plazo y dando soporte a la dirección en la estrategia, las finanzas corporativas y la planificación. Además, este Consejero podrá centrarse en aquellas áreas donde los directores internos tendrían conflictos de interés.